Reseña
Tras una etapa pictórica ligada al evento social y al muralismo mexicano, el gobierno colombiano le otorga una beca para Japón, allí estudia grabado y acuarela; al regresar al país a finales de los años 30 su obra se transforma y crea a través de la representación de enormes y bellos paisajes, un reencuentro – en el que – gracias a las atmósferas y zonas climáticas que sabiamente representa y a los puntos de vista que plantea se produce una visión renovada del paisaje. Ariza recreó e intelectualizó el paisaje bajo premisas diversas a las que existían en el arte colombiano.
Jesús Gaviria, Catálogo El Arte en Suramericana, 1994.