Reseña
La figura adolescente que habita este cuadro se entrelaza o juega con los objetos o formas idealizadas, cuyo contenido simbólico es gobernado por el artista: el caracol y la planta. Todo junto posee una irrealidad fantástica que los estiliza y los aísla. La gama tonal que eligió el artista posee tal sutileza que pareciera ser poco consistente y sin fuerza. No hay una preocupación por un contenido social o lucha de clases. En la pintura crea un ambiente poético, no es un retrato en sentido estricto, sino una figura ensimismada en sus propios afectos, su actitud es inexpresiva como en reflexión onírica y cercana a los modelos de madonas e infantes renacentistas, a los que siempre fue tan afecto.
Biografía del autor
Nace en Tonalá, Jalisco en 1910. Pertenece a una familia muy humilde, de origen campesino. En 1923 inicia los estudios de pintura con el maestro José Vizcarra. Con su madre y su hermana, en 1925, viaja a Estados Unidos, país donde estudia en la Escuela de Artes Plásticas de San Antonio, Texas. A la edad de veinte años regresa a Guadalajara e ingresa al grupo Banderas de Provincia, integrado por pintores, escritores y poetas como Raúl Anguiano, José Guadalupe Zuno y Agustín Yáñez. En 1930, interesado por el movimiento muralista, se traslada a la Ciudad de México. Muy pronto se integra a los equipos de trabajo que realizaban las decoraciones murales. Sus primeras obras de este tipo, las ejecuta en escuelas primarias de las colonias Álamos y Portales. Tenaz trabajador, participa en las exposiciones Golden Gate de San Francisco, California en 1939 y un año después en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. En 1941, en México, presenta su primera exposición individual en la Galería de Arte Mexicano. En 1952 presentó una gran exposición en el Palacio de Bellas Artes. En 1942 pinta una obra mural en la rectoría de la University of New México. También realiza decoraciones y vestuarios para el Teatro de la Universidad Nacional. Desde 1943 hasta 1960 es maestro en «La Esmeralda». La obra de caballete de Jesús Guerrero Galván se caracteriza por el gran manejo del color. En su producción sobresalen los retratos, en especial los dedicados a niños y mujeres. Su estilo se ha identificado como «realismo mágico» o «realismo poético”.