Existen pocos datos sobre la vida de Löhr. Se sabe que pertenece al grupo de artistas viajeros que llegaron a México en busca de la aceptación de un mundo prácticamente desconocido. Löhr participa durante cinco años en los Salones Alemanes y en 1887 viene a México, donde permanece hasta 1918, año en que regresa a su patria. Las técnicas que más desarrolla son la acuarela y el óleo, con una tendencia romántica y dramática dada a base de fuertes contrastes de luz y sombra. En la mayoría de sus representaciones la temática es el paisaje costumbrista (arqueológico y silvestre), con gran manejo de la perspectiva y uniformidad en sus composiciones. La maestría de Löhr, como pintor, es indudable. El tratamiento que le da a la sucesión de planos que se funden en la lejanía y sobretodo, el sentido de observación del paisaje y del medio vegetal plasman la realidad del México a finales del siglo XIX.