• Luis Nishizawa (1920 – 2014)
  • Naturaleza Muerta Calabazas y Chiles,1985
  • Acrílico /Tela
  • 64.5 x 115 cm
  • icono bandera México​

Reseña

La versión de esta naturaleza muerta responde a una interpretación muy personal. Los frutos parecen estar suspendidos en el aire ya que no les ofreció ningún marco de fondo. El manejo de las luces, sombras, texturas, volúmenes a los diversos frutos demuestra la maestría que alcanzó en la obra, aun cuando este género no es muy socorrido por él. La calabaza abierta denota una curiosidad -característica del científico, del niño y del artista- por desentrañar las propiedades internas de las cosas, lo cual desde el punto de vista plástico le permite oponer los colores y las texturas del interior y el exterior del fruto. Las diversas superficies de los frutos, así como el contraste entre la brillantez de unos y la opacidad de otros están tratados con rigor. No hay saturación de los espacios y si una expresión de orgullo nacional por los frutos de esta tierra y los logros culinarios mexicanos. Nishizawa tuvo una vena muy sintética para las naturalezas muertas, muy buscadas por los coleccionistas.

Biografía del autor

El pintor mexicano Luis Nishizawa Flores nace en la Hacienda de San Mateo Iztacalco, en Cuautitlán, Estado de México el 2 de febrero de 1918. Su padre, Kenji Nishizawa fue de origen japonés nacido en la Prefectura de Nagano y su madre era la mexicana María de Jesús Flores. Los estudios artísticos de Nishizawa comienzan cuando es aceptado en 1942 en la Academia de San Carlos. Durante su juventud realiza estudios de música, pero su ilusión era dejar todo y entrar a la Academia, anhelo que logra a los veinticuatro años, al entrar a la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Chávez Morado, Alfredo Zalce, Francisco Goitia y Orozco fueron maestros que influyeron en su desarrollo como artista. Nishizawa como maestro de la Academia en el curso de técnicas de los procesos quería que sus alumnos conocieran todas las técnicas para que posteriormente pudieran escoger la que les era más afín para expresarse. El pintor, escultor, vitralista, grabador y muralista ha formado parte de diversas exposiciones colectivas e individuales que se han presentado en Bélgica, Francia, Gran Bretaña, Suecia, Japón, Brasil y Estados Unidos. Nishizawa cultivó de manera rigurosa géneros como la naturaleza muerta y el retrato, además de incursionar en el realismo mexicano y el neoexpresionismo. Construyó una trayectoria en la que convergen varias inquietudes plásticas tempranas, algunas derivadas de su genealogía, además de ser un gran promotor cultural. En 1960 recibe el Premio Especial de la II Bienal Interamericana, un año después el Primer Premio del Salón del Paisaje, y en 1988 el INBA le rinde homenaje; le es concedido el Premio UNAM y el gobierno japonés le otorgó el título de Tesoro Sagrado del Dragón. En 1992 inauguró uno de sus grandes proyectos: el Museo-Taller Luis Nishizawa Flores, en Toluca. La pasión de Nishizawa es sin duda el paisaje y aun cuando la mayoría los realiza en los años setenta, ochenta y noventa, en los cincuenta existen espléndidos trabajos realizados al óleo. El pintor nipón Ando Hiroshige le enseñó a utilizar técnicas japonesas y así Nishizawa sabe perfectamente combinar sus dos raíces logrando efectos especiales de luz en sus obras. En noviembre de 2013, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) le entregaron la medalla Bellas Artes, “por el desarrollo de un trabajo artístico con un claro impacto en beneficio de la promoción y la difusión de las artes plásticas de nuestro país; por el reconocimiento que ha logrado en la comunidad artística y por su larga y sobresaliente trayectoria en los ámbitos nacional e internacional”.