Reseña
La figura principal (centro) es una mujer muy estilizada (verde limón) cuya cara aparece como máscara que se separa de dos posibles cráneos que se ven uno al otro. Los brazos de la mujer salen de atrás de estos «cráneos» hacia el frente. Su mano derecha se ve de frente, mientras que la otra se ve por el dorso en la misma dirección hacia abajo y casi en la base se observa lo que pudiera ser un feto (color verde esmeralda). A los lados de estas figuras (mujer y feto) se ven elementos muy abstractos, los del lado izquierdo con mucho movimiento y formas esféricas, sin llegar a formar cuerpos, por la serie de orificios (de otros colores) que el pintor aplicó. Una de estas esferas da la impresión de ser la concha de un caracol vista de arriba. Los elementos del lado derecho son estáticos y de formas verticales, dando la impresión de troncos, igualmente con orificios de otros colores para dar sensación de movimiento y ligereza «flota» al lado de uno de estos «troncos» un elemento igualmente con orificio al centro. Todo lo anterior está en color verde (limón-claro, esmeralda) combinado con azul. El fondo es de color rosa mexicano matizado con magenta. La obra es un enjambre de sensaciones y símbolos, muy común en la mayoría de las obras de Pedro Coronel, quien aplica el óleo a base de gruesas capas de pintura superpuesta, dejándola como cuarteada, como la corteza de los árboles.
Biografía del autor
Pintor, escultor y grabador. Se traslada a la Ciudad de México en 1940 para realizar sus estudios en «La Esmeralda» con Ortíz Monasterio, Zúñiga y Rómulo Rozo. Años más tarde viaja a París y asiste a los talleres del pintor Víctor Breuner y del escultor Constantin Brancusi. Sus obras se han expuesto desde 1956 en México y a partir de 1961 en el extranjero (Francia, Estados Unidos, Japón, Brasil e Italia entre otros). En sus viajes por decenas de países, reúne una colección de objetos artísticos que se expusieron en el Palacio de Bellas Artes bajo el título de «El Universo de Pedro Coronel» y actualmente se encuentra en Zacatecas. En 1974 realiza un mural en la sede de la Organización Internacional del Trabajo, en Ginebra. Ha recibido, entre otras distinciones, el Premio Nacional de Pintura del INBA, en 1975; el Premio José Clemente Orozco de la segunda Bienal Panamericana realizada en México, en 1959; el Premio Salón de Pintura del Salón de la Plástica Mexicana en 1966 y el título de «Hijo Predilecto de Zacatecas, en 1978. Pedro Coronel, al igual que Juan Soriano, Ricardo Martínez y Gunther Gerzso entre otros, pertenece a los artistas de la contracorriente de la Escuela Mexicana, es decir, inicia una tradición de arte moderno que rechazaba los últimos coletazos del academismo. Los artistas de la contracorriente consideraban en general necesario mantener abierta la comunicación con el arte europeo y seguir nutriéndose de sus experiencias. También perseguían un arte nacional, pero hurgaba en los rasgos cotidianos y profundos de los comportamientos, las actitudes y las tradiciones mexicanas y rechazaban, en general, el carácter discursivo, ideológico, retórico, heroico y de intenciones épicas que solía caracterizar al muralismo. La obra de Pedro Coronel se distingue por poseer una gran fuerza, que viene de la solidez de sus figuras y de la rudeza de su color; otra constante es la sensualidad, también ruda, y a veces más explícita.