Reseña
“El mayor paisajista de América contemporánea -me parece Alejandro Obregón. Obregón es quien interpreta más verazmente la vocación barroca del paisaje contemporáneo. Es un barroquismo nuevo, desde luego: barroquismo como afrenta (más todavía que oposición), a lo clásico”. “Los elementos puramente documentales, cóndor para el paisaje de montaña o toro –cóndor, alcatraz, mojarra, iguana, aves para la playa, aluden al significado, jamás lo explica. Aluden no como símbolos intermediarios para llegar al significado, sino como fragmentos de un hecho que no se cierra ni aspira a culminación alguna. Que está ahí, expuesto a ser derrotado y reconstruido infinitas veces y a adquirir otras tantas formas. La playa puede ahondarse o replegarse. La luz estallar o contraerse. El espacio es inseguro y trémulo. No es espacio, es hueco, vacío. Lo que es, pescado, pájaro, centellea fugazmente a pedazos; porque puede ser susceptible de ser fulminado. El brillo angustiado, fulgurante, de las cosas inestables; el incendio repentino de una naturaleza en perpetua consunción rehabilitada por luces inesperadas, masacradas por sombras tempestuosas, por invasiones de sombra. Esto es la naturaleza pintada por Obregón, legislada, sin duda alguna, por la cordillera, no cualquiera, los Andes, y por el mar, no cualquier mar, el mar caníbal, el Caribe”. Marta Traba. Obregón armoniza admirablemente en su obra los elementos “reconocibles” fuera del ámbito propio de la pintura, con valores exclusivamente plásticos. El período al cual pertenece esta obra marca la definitiva madurez del artista, en la cual ha encontrado entonces su personal manera de acercarse al mundo. Por la especial distribución de zonas claras y oscuras, por los contrastes cromáticos y la sabia elección de los colores, este jardín adquiere su carga fantástica. Parece así que Obregón se asoma a una realidad que parte de una experiencia de lo real-externo y halla en la libertad expresiva su presencia simbólica, única presencia auténtica.
Biografía del autor
Alejandro Obregón nació en Barcelona en 1920, hijo de padre catalán y madre colombiana. Muy pronto la familia se traslada a Barranquilla. En 1939 estudia en la Escuela del Museo de Bellas Artes de Boston y en 1940 llega a Barcelona para estudiar en la Escuela de la Lonja de donde es expulsado por su rechazo a la tradición académica europea; a partir de entonces es autodidacta y completa su formación vinculándose a los círculos artísticos de la ciudad. En 1944 regresa a Colombia y a partir de entonces realiza numerosas exposiciones en las cuales va desarrollando su proceso expresionista; el mismo año es nombrado profesor de la Escuela de Bellas Artes de Bogotá y luego rector entre 1948 y 1949 cuando decide establecerse en París. En 1955 está de nuevo en Colombia, vinculado con el “Grupo de Barranquilla”. A partir de entonces se asiste a un amplio reconocimiento por parte de la crítica que, especialmente, a lo largo de los siguientes diez años ve en él al artista más influyente del país, premiado en numerosas exposiciones en el mundo entero. Muere en Cartagena en 1992.
Carlos Arturo Fernández – Grupo de Teoría e Historia del Arte en Colombia, Universidad de Antioquia.
Jesús Gaviria Catálogo El Arte en Suramericana 1994.