Reseña
Guineo es una pintura del que podemos definir como el período de formación de Débora Arango. Ese proceso se extiende hasta 1938, aproximadamente. Se desarrolla primero bajo la dirección de la hermana salesiana María Rabaccia en el colegio de María Auxiliadora, de Medellín, cuando el trabajo artístico consistía básicamente en la copia de láminas. Débora Arango recordó siempre con especial cariño y gratitud el apoyo de la monja italiana que no solo le dio confianza en sí misma sino que también la respaldó frente a sus padres para que la apoyaran en su formación artística. Luego estudió con Eladio Vélez a partir de 1931, cuando este regresó a Medellín después de sus estudios en Europa, y trabajar con él, quizá, hasta 1935. Finalmente entre mediados de 1936 y comienzos de 1938 fue alumna de Pedro Nel Gómez. Con Eladio Vélez empezó a enfrentar naturalezas muertas y paisajes, casi siempre en dibujo y acuarela, además de algunos ejercicios ocasionales de pintura al óleo. También estudió con Eladio la técnica del retrato que le resultaba apasionante, aunque soñaba siempre con crear algunos que no estuvieran limitados por la búsqueda de la exactitud fotográfica que se postulaba como el valor fundamental de este género de pintura. En este contexto, a pesar de tratarse de una obra tan inicial, el retrato de Guineo resulta especialmente interesante por lo que representa acerca de la actitud de Débora Arango frente a la formación que entonces recibe. Ante todo, conviene señalar que “Guineo” era un personaje popular en la ciudad, una especie de loco callejero que, según recordaba la artista, “andaba con un palo y tiraba piedra a diestra y siniestra”. Cuando se recuerda que apenas unas décadas antes los críticos se quejaban porque los artistas ya no pintaban a los héroes, la elección de “Guineo” como personaje adquiere ribetes casi revolucionarios. Pero, adicionalmente, señala la decisión de Débora Arango de mirar el paisaje humano de la ciudad, agresivo y violento, y entrar en contacto con él, dejando de lado la tranquilidad de las láminas o la contemplación de panoramas pintorescos, aunque todo ello debiera hacerlo al margen de su formación académica. Por otra parte, es claro que la artista abandona aquí la idea del retrato a partir de la búsqueda de una exactitud fotográfica que se quedaba en las apariencias externas. Guineo, por el contrario, está fuertemente caracterizado con unos pocos rasgos que lo definen, rasgos creados a partir de largas pinceladas y contrastes expresivos, impactantes como los brochazos con los cuales se define la ceja izquierda del personaje que se extiende desmesuradamente como queriendo invadir el espacio que la rodea. Es posible que no pueda afirmarse que este retrato se caracteriza por una profundidad psicológica que la artista nos permita vislumbrar. Pero sí es claro que aparece como un personaje único y extraño, encontrado en la calle y plasmado aquí sin querer idealizarlo sino con un profundo respeto que revela ya la actitud de testigo incorruptible de su tiempo que Débora Arango asume a lo largo de su vida y que es la condición indispensable para enfrentar la realidad desde una perspectiva crítica.
Biografía del autor
Débora Arango Pérez nació en Medellín en 1907. En 1933 se convierte en alumna de Eladio Vélez pero lo abandona un tiempo después porque busca una pintura más expresiva que encuentra en Pedro Nel Gómez quien en ese entonces pinta los frescos del Palacio Municipal de Medellín. En 1939 participa en una exposición en el Club Unión de Medellín, donde presenta óleos y acuarelas, incluyendo algunos desnudos; Débora Arango recibe el primer premio, lo que desata una oleada de rechazos, especialmente contra sus desnudos. En la década siguiente los ataques fueron cada vez más violentos, a medida que la artista intensificaba también la crítica a la hipocresía, a la doble moral, a la falsa religiosidad, a la violencia contra la mujer, con la pintura más expresionista creada hasta entonces en Colombia. En 1940, por invitación del Ministro de Educación Jorge Eliécer Gaitán, realiza una exposición en el Teatro Colón de Bogotá que ocasiona un agresivo debate del líder conservador Laureano Gómez contra Gaitán, con lo que la obra y el conflicto que genera alcanzan resonancia nacional. Con la llegada al poder del partido conservador en 1946 y el asesinato de Gaitán en 1948 la obra de Débora Arango adquiere una virulenta dimensión de crítica política. Tras numerosos ataques, la artista decide dejar de exponer. En 1984 el Museo de Arte Moderno de Medellín presenta gran parte de su obra que más tarde ella dona a la colección del Museo. Falleció en Medellín en 2005.
Carlos Arturo Fernández – Grupo de Teoría e Historia del Arte en Colombia, Universidad de Antioquia