• Débora Arango
  • Cristo,1948
  • Acuarela /Papel
  • 29.5 x 24.5 cm
  • icono bandera Colombia

Reseña

Débora Arango insistió siempre en que era una mujer católica, creyente, de profunda religiosidad (“No rezo padres nuestros ni avemarías, pero le cuento todo a Dios”, decía); pero, al mismo tiempo, su obra presenta una crítica violenta del clero, de la hipocresía de muchos curas y monjas y de la moral mojigata de la sociedad colombiana de su tiempo; en algún caso afirmó que se trataba de una interpretación de las pasiones ajenas. Y si bien realiza una gran cantidad de pinturas cuyo tema son esos personajes de los religiosos, existe una serie más pequeña centrada en imágenes de Cristo y de la Virgen María que, sin abandonar a veces la reflexión crítica, están cargadas de una intensa espiritualidad. Esta acuarela, titulada simplemente Cristo, corresponde a una época en la cual Débora Arango ha llegado al pleno desarrollo de su lenguaje expresivo basado en la fuerza de la simplificación de las figuras y de la estructura compositiva, en una gran economía de recursos y en el poder de sugerencia de los trazos: el mismo lenguaje que utiliza para sus más feroces críticas políticas. Como ocurre muchas veces en sus obras, no es posible identificar una ubicación precisa; el fondo se define con manchas de acuarela, predominantemente azules en la parte superior lo que sugiere un cielo con nubes, pero que se mezclan con los mismos verdes de la parte inferior, mientras el centro permanece más claro e iluminado. Pero lo más interesante en este caso es que la escena se desarrolla en una especie de espacio- tiempo trascendental en el cual se pierde la diferencia entre el pasado y el presente. Es el mismo planteamiento que empleó Paul Gauguin en su pintura El Cristo amarillo, de 1889; allí, un grupo de campesinas de Bretaña rodean en oración una imagen del crucificado, con la condición fundamental de que el cristo y las campesinas tienen las mismas características de realidad: no se hace referencia a una imagen sino una presencia o, quizá mejor, a una experiencia. En el Cristo de Débora Arango se crea una especie de círculo que une los seis orantes con el travesaño de la cruz que se dobla para acogerlos; pero, adicionalmente, la curva en profundidad de la cruz, que está plantada en el lugar que queda libre entre las dos mujeres del primer plano, genera una especie de perspectiva que corresponde justamente al espacio que ocupan los devotos. Lo que resulta, como en el cuadro de Gauguin, es que Cristo ocupa el mismo tiempo y el mismo espacio de los seis personajes que, en definitiva, experimentan presencialmente la crucifixión, descarnados y espirituales como Cristo. A pesar de su esquematismo y de la intensa deformación de las figuras, pero sin la representación de la sangre y del dolor, el conjunto de los devotos es completamente sereno, equilibrado y simétrico, silencioso como en la experiencia mística de las campesinas de Gauguin; y también aquí sumergido en un ámbito amarillo dorado que permite recordar que así se representaba el mundo celestial en el antiguo arte cristiano.

Biografía del autor

Débora Arango Pérez nació en Medellín en 1907. En 1933 se convierte en alumna de Eladio Vélez pero lo abandona un tiempo después porque busca una pintura más expresiva que encuentra en Pedro Nel Gómez quien en ese entonces pinta los frescos del Palacio Municipal de Medellín. En 1939 participa en una exposición en el Club Unión de Medellín, donde presenta óleos y acuarelas, incluyendo algunos desnudos; Débora Arango recibe el primer premio, lo que desata una oleada de rechazos, especialmente contra sus desnudos. En la década siguiente los ataques fueron cada vez más violentos, a medida que la artista intensificaba también la crítica a la hipocresía, a la doble moral, a la falsa religiosidad, a la violencia contra la mujer, con la pintura más expresionista creada hasta entonces en Colombia. En 1940, por invitación del Ministro de Educación Jorge Eliécer Gaitán, realiza una exposición en el Teatro Colón de Bogotá que ocasiona un agresivo debate del líder conservador Laureano Gómez contra Gaitán, con lo que la obra y el conflicto que genera alcanzan resonancia nacional. Con la llegada al poder del partido conservador en 1946 y el asesinato de Gaitán en 1948 la obra de Débora Arango adquiere una virulenta dimensión de crítica política. Tras numerosos ataques, la artista decide dejar de exponer. En 1984 el Museo de Arte Moderno de Medellín presenta gran parte de su obra que más tarde ella dona a la colección del Museo. Falleció en Medellín en 2005.

Carlos Arturo Fernández – Grupo de Teoría e Historia del Arte en Colombia, Universidad de Antioquia