Reseña
En toda la obra de Pedro Nel Gómez puede descubrirse el interés simultáneo por una temática de corte nacionalista, enfrentada siempre con un sentido político de reivindicación y defensa de la patria y de las luchas sociales, unida a una búsqueda de composición y estructura arquitectónica de la obra y a formas, colores y pinceladas cargadas de intención expresiva. Se trata de asuntos que va descubriendo y desarrollando hasta llegar a la madurez, siendo los problemas de la composición los primeros en aparecer, quizá como consecuencia lógica de su formación académica de ingeniero. Cuando en 1925 viaja a Europa, el barco que toma en Puerto Colombia lo lleva a Holanda lo que la obra de Rembrandt se convierte en su inicial e inolvidable contacto con el arte europeo. A continuación viaja a París donde permanece algunos días y, aunque no existen testimonios precisos, es posible que en ese momento haya conocido obras de artistas impresionistas y, en especial de Cézanne de quien retoma muchas veces la composición, ciertas técnicas en el trabajo de la acuarela y, según afirma expresamente, la organización de los grupos para sus frescos. Bodegón es una pintura al óleo fechada en 1939; es decir, corresponde al momento inmediatamente posterior a su primer gran conjunto de frescos en el Palacio Municipal de Medellín, su obra más compleja hasta entonces que, seguramente, le permitió analizar asuntos que resuenan en el resto de su trabajo. Es evidente la estructuración cezanniana de este bodegón, donde se destaca un rigor geométrico que abandona cualquier sensación de fugacidad y movimiento. Incluso más que en Cézanne, las telas son duras, casi como de piedra. También aquí Pedro Nel Gómez rompe con los esquemas del punto de vista único de la perspectiva, como ya había hecho en los frescos: las frutas se miran de manera frontal, sobre un plato azul que difícilmente genera sensación de profundidad, suspendidas sobre una mesa que más parece un plano vertical, como si se mirara desde un punto diferente. La luz suave que cae sobre la mesa abajo del plato y las manchas de color claro en la parte inferior del cuadro, que hablarían del quiebre del mantel, no hacen más que aumentar la sensación de que nos encontramos ante un plano vertical. Pero lo que más impacta es la absoluta esfericidad de las frutas que solo la pintura sostiene en equilibrio sobre el plano; es un procedimiento similar al muchas veces empleado por Cézanne para hacernos comprender que, ante todo, estamos ante una construcción plástica y no ante una directa representación de la realidad. Por lo demás, se destaca la economía del cuadro; a diferencia de otros bodegones suyos, aquí no hay prácticamente nada qué ver más que las esferas, que incluso están reforzadas con una fuerte línea de contorno, y los intensos colores que las hacen reales. Quizá en el brillo del color reposa la referencia a su propio mundo tropical. Aunque cabría recordar que muchas veces los bodegones de Cézanne casi nos enceguecen con su colorido.
Biografía del autor
Pedro Nel Gómez nació en Anorí, Departamento de Antioquia, en 1899 pero pocos meses después su familia se trasladó a Itagüí, ciudad vecina a Medellín. Desde muy temprana edad empezó sus estudios artísticos en el Instituto de Bellas Artes. Ingeniero de la Facultad de Minas. En compañía de Eladio Vélez se dedica al desarrollo de la acuarela como arte autónomo, más allá de su papel de boceto o ilustración. Estudia y trabaja en Florencia, Italia, entre 1925 y 1930. Poco después de regresar a Medellín emprende el trabajo como muralista al fresco en edificios públicos, que mantiene a lo largo de toda su vida. Estos frescos, estrechamente vinculados con su técnica de acuarelista, constituyen una de las manifestaciones fundamentales del arte nacionalista en Colombia, explorando dimensiones antropológicas, míticas, históricas y políticas. Su obra se extiende también a los campos de la arquitectura, la pintura al óleo, el grabado, la escultura y la docencia universitaria como profesor de perspectiva arquitectónica. Creó la Fundación Casa Museo Pedro Nel Gómez y por ese medio donó a la ciudad su propia casa, su archivo y biblioteca y una enorme cantidad de obras que había conservado a lo largo de su vida, en realidad la mayor parte de las que produjo porque casi nunca había querido venderlas. Falleció en Medellín en 1984.
Carlos Arturo Fernández – Grupo de Teoría e Historia del Arte en Colombia, Universidad de Antioquia.