• Pedro Nel Gómez
  • Barequera rubia del Samaná,1966
  • Acuarela /Papel
  • 70 x 106 cm
  • icono bandera Colombia

Reseña

La vida de Pedro Nel Gómez estuvo marcada por su interés en los problemas de la minería del oro en Colombia. De hecho, su padre, que era abogado, atendía profesionalmente asuntos de ese campo; además, en el pueblo natal del artista, Anorí, asentado sobre el río Porce, siempre hubo una fuerte actividad de minería de aluvión. Pedro Nel Gómez pasó su infancia y juventud alejando de esos territorios pero recordaba con frecuencia que las historias y leyendas de la minería formaban parte del imaginario familiar. Quizá por eso cuando en la década de 1930 visita zonas mineras y ve las muchedumbres de hombres y mujeres desnudos que escarban en las orillas de los ríos en búsqueda de oro, comprende que está relacionado con ese mundo. Aquellas multitudes son los barequeros, quienes trabajan sin maquinarias, arrancando la tierra del cauce y las riberas del río para luego lavarla en sus bateas y, quizá, encontrar alguna pepita de oro. Pero, además del vínculo con el imaginario familiar, como pintor se siente fascinado con esa cantidad de cuerpos desnudos que le ofrecen la posibilidad de múltiples desarrollos artísticos. Al mismo tiempo, es la época en la cual desarrolla una posición política de izquierda que se fundamenta en la defensa de los recursos nacionales y la justicia social, defensa que debe hacerse desde todos los campos, incluyendo la Universidad, el mundo intelectual y la creación artística. Los trabajadores de las minas le aparecen entonces, al mismo tiempo, como víctimas de la opresión y como símbolo de la lucha por el futuro y la riqueza del país. Esta perspectiva está presente en los frescos del Palacio Municipal de Medellín. En el curso de los años siguientes, su relación con el tema minero se convierte en uno de los ejes de su visión del mundo. Entonces, la imagen de la barequera desnuda adquiere un significado que, desde su punto de vista el cual coexisten la riqueza de la naturaleza y la fuerza erótica primigenia como fundamentos de la vida y de la sociedad. La barequera es realidad y símbolo porque es maternidad, fuerza biológica y posibilidad de construcción y progreso de la nación: una imagen que se repite obsesivamente en frescos, esculturas, pinturas al óleo y acuarelas, en una especie de repetición constante de sí mismo, no por afán comercial sino como profundización de sus pensamientos al respecto. Barequeras míticas, trabajando en el río, amamantado a sus hijos, solas o en grupo, a veces en actitud monumental o como barrera humana que protege a la sociedad frente a la destrucción del medio ambiente; o como en este caso, Barequera descansando o Barequera rubia, en actitudes cotidianas donde parece quedar atrás el simbolismo y predomina el trabajo sobre el desnudo. Pero quizá puede afirmarse aquí que, tan interesante como la repetición de la barequera puede resultar el manejo de la acuarela que, gracias a la repetición, parece liberarse de la simple función representativa para dedicarse a juegos informales de manchas y de luces y colores, hasta cierto punto libres y arbitrarios.

Biografía del autor

Pedro Nel Gómez nació en Anorí, Departamento de Antioquia, en 1899 pero pocos meses después su familia se trasladó a Itagüí, ciudad vecina a Medellín. Desde muy temprana edad empezó sus estudios artísticos en el Instituto de Bellas Artes. Ingeniero de la Facultad de Minas. En compañía de Eladio Vélez se dedica al desarrollo de la acuarela como arte autónomo, más allá de su papel de boceto o ilustración. Estudia y trabaja en Florencia, Italia, entre 1925 y 1930. Poco después de regresar a Medellín emprende el trabajo como muralista al fresco en edificios públicos, que mantiene a lo largo de toda su vida. Estos frescos, estrechamente vinculados con su técnica de acuarelista, constituyen una de las manifestaciones fundamentales del arte nacionalista en Colombia, explorando dimensiones antropológicas, míticas, históricas y políticas. Su obra se extiende también a los campos de la arquitectura, la pintura al óleo, el grabado, la escultura y la docencia universitaria como profesor de perspectiva arquitectónica. Creó la Fundación Casa Museo Pedro Nel Gómez y por ese medio donó a la ciudad su propia casa, su archivo y biblioteca y una enorme cantidad de obras que había conservado a lo largo de su vida, en realidad la mayor parte de las que produjo porque casi nunca había querido venderlas. Falleció en Medellín en 1984.

Carlos Arturo Fernández – Grupo de Teoría e Historia del Arte en Colombia, Universidad de Antioquia