• Jesús Reyes Ferreira (1882 – 1977)
  • Abstracto,S.XX
  • Gouache /Papel de china
  • 48 x 65 cm
  • icono bandera México​

Reseña

Aun cuando pudiera ser un fragmento de sus Cristos, la obra «Abstracto» es un guiño evidente a la famosa técnica de drippings (escurrimientos) del artista norteamericano Jackson Pollock. Jesús Reyes Ferreira, decía que él no pintaba, embarraba y de esa manera se liberaba de toda regla. Su consigna fue la de ser feliz, tener ilusiones y muchos pendientes.

Biografía del autor

Chucho Reyes, como comúnmente se le conocía, creció en un ambiente familiar donde se respiraba la cultura y el arte. Apenas concluye la educación elemental, abandona los estudios y, aunque sin necesidad económica pues siempre gozó de una posición desahogada, inicia su formación plástica alrededor de los diecisiete años de edad trabajando como empleado en la casa Pellandini de Guadalajara, exclusivo almacén de materiales de arte, grabados y objetos art nouveau. Aquí, Chucho da las primeras muestras de su sensibilidad y gusto a través de la ornamentación de los aparadores o escaparates. En 1911 se asocia con Alfredo «El Mago» Vázquez para el diseño de muebles que ambos produjeron además de continuar como decorador de salones de fiestas, iglesias, los tradicionales altares de Dolores y hasta plazas de toros. Es la ciudad de Guadalajara donde se inicia en el difícil oficio de anticuario y envolvía las piezas que vendía en papeles de china, donde plasmaba coloridos dibujos de su mano, que luego buscaban sus clientes y se los pedían, ya no como meras envolturas, sino como creaciones independientes. También se relaciona con los orfebres que trabajaban la plata, a los que diseñaba piezas que aún hoy día pueden admirarse. Alrededor de 1920, se forma en Guadalajara el Centro Bohemio, constituido por los propios artistas de la ciudad, donde estos se reunían para organizar conferencias o discutir y comentar lo que estaba en boga. El constante contacto que Chucho Reyes tiene con el medio artístico y su propia vocación, hacen que comenzara a expresar espontánea y naturalmente ese mundo interior que había ido cristalizando con los años. Chucho no solo se movía en el campo del arte, su entusiasmo alcanza también al mundo de los títeres y del circo que posteriormente ocupa un sitio relevante como tema de sus «papeles». Este mundo de payasos, caballos y leones, su estridente color, su ambiente festivo y estrambótico, pasa a formar parte definitiva de su quehacer artístico. En la segunda mitad de los años treinta Chucho Reyes se establece en la ciudad de México y se traslada a la calle Milán, su casa definitiva la cual siempre estuvo abierta a múltiples y célebres amigos entre los cuales se contaban los poetas Carlos Pellicer y Salvador Novo; los historiadores Justino Fernández y Edmundo O’Gorman; los pintores Juan Soriano, Raúl Anguiano, Xavier Guerrero, Diego Rivera, Frida Kahlo, Siqueiros y Juan O’Gorman entre otros; los arquitectos Barragán y Goeritz. Cuando Chucho Reyes visita a Marc Chagall, en el Palacio de Bellas Artes, le regala algunas de sus creaciones plásticas que llamaba humildemente «papeles». El pintor ruso las extendió y admirado agradeció el regalo y le dijo: «Tu eres el Chagall mexicano», elogio más que merecido. Reyes impulsó en gran medida el arte popular en su país y en el mundo como también la arquitectura. Según su sobrino David, Chucho nunca realiza una obra en caballete, los papeles los extendía en una mesa del patio y pintaba por el placer de hacerlo. Siqueiros, artista muralista, decía que «no era un pintor folklorista sino un auténtico y gran creador de raíz popular… el estilo popular le sale de adentro del cuerpo, de la emoción y no del intelecto o la cabeza. Así es Mexicano en forma integral y un ejemplo de estética para todos nosotros» En alguna ocasión Picasso, cuando vio un «papel» comentó: «¡Qué frescura! Debe ser un artista muy joven» cuando Chucho estaba a punto de cumplir los setenta años. Su primera exposición individual es en 1962, en el Palacio de Bellas Artes, luego de casi medio siglo de incesante actividad. Jesús Reyes Ferreira fallece en 1977 en la ciudad de México. Su energía, tesón e intuición creativa lo catalogan como un clásico de la pintura mexicana.