Estudia en la Academia de San Carlos, donde fue alumno de Pelegrín Clavé. En 1854, gracias a sus cualidades en el dibujo, composición y factura, obtiene la beca con el cuadro «San Carlos Borromeo» y viaja a Europa. Ahí estudia con Gleyre, quien fuera también maestro de Renoir, en la Academia de París. Cinco años después expone en el Salón de París. De 1860 a 1867 vive en Roma, completando su inmersión en la escuela clásica y rafaelísta y en Madrid de 1867 a 1869, año en que regresa a México para hacerse cargo de la dirección de la Academia como sucesor de Pelegrín Clavé. Pina, destaca como un estudiante excelente y después como profesor distinguido. Él deja huella a los artistas que estudiaron en la Academia durante su período como director, cuando el romanticismo empieza allí a tomar nuevos giros. En 1866, por encargo de Maximiliano de Habsburgo, dibuja un boceto de la visita de Carlota de Bélgica a Pío IX. Entre sus obras más importantes se encuentran: «Salida de Agar para el desierto», 1852; «Sansón y Dalila», 1853; «La Piedad», premiada en París en 1859; y «Santa Anna». El retrato tiene un especial vigor marcado por el bruñido de las superficies, las gruesas capas de materia y la forma de llevar a cabo el contraste de luces y sombras, la rudeza del personaje y la aspereza de las texturas, envuelta toda la obra de un dulzón amaneramiento del clasicismo. La fuerza del dibujo mantiene la dignidad del color y la figura alcanza un cierto acento dramático y místico.