• Tiburcio Sánchez (1837 – 1902)
  • Toro I,1879
  • Óleo /Tela
  • 29 x 37.5 cm
  • icono bandera México​

Reseña

En la obra de Tiburcio vemos una manera muy particular de pintar. Intérprete de un gusto un tanto funerario, amante de las sombras y los modelos contrastantes. Asimismo nos relata el mundo conceptual del artista, estrictamente conducido por los preceptos emanados de la Academia a finales del siglo XIX.

Biografía del autor

Tiburcio Sánchez de la Barquera estudia en la Academia de San Carlos en la Ciudad de México, bajo la dirección de Jesús Corral y después Pelegrín Clavé y Eugenio Landesio. Pensionado para estudiar pintura en Europa, adquiere la calma y la paleta sombría de los retratistas oficiales de aquella época. Se dedicó casi exclusivamente al retrato, habiendo dejado una galería de personajes del mundo social y público de su época de gran calidad. Protegía a muchos jóvenes que se iniciaban en la pintura, a quienes ayuda no solo como maestro, sino económicamente. En su casa de la Villa de Guadalupe, aloja por temporadas a sus alumnos indigentes; es gran amigo y pariente político de José María Velasco a quien acompaña en tranvía a impartir clases en la Academia. Velasco admiraba las cualidades de Tiburcio hacia el retrato, conduciendo con frecuencia hacia una acaudalada clientela. Tiburcio llega a tener un taller muy frecuentado, en el propio edificio de la Academia, en el cual recibía a su clientela y enseñaba a sus alumnos. Las dos obras que pueden considerarse como lo mejor de su producción son “Safo” y “Retrato de Díaz” para el Palacio de Minería. Pinta también unas alegorías para el plafón del salón del rector o salón rojo.