Reseña
En esta obra, García Ponce acusa un tratamiento lírico del expresionismo abstracto que lo lleva a realizar los trazos de una manera determinada, con una profunda preparación interior. Desde su manera casi violenta de expresarse refleja una elegancia sublime.
Biografía del autor
Fernando García Ponce pertenece a la generación de finales de los años cincuenta llamada la “Generación de la Ruptura”, ya que su propuesta marcaba una total distancia con la llamada Escuela Mexicana. Así, expresiones como el geometrismo, la abstracción, el informalismo, el neo figurativo, que eran expresiones artísticas casi vedadas en los años 60’s, comenzaron a dominar la escena artística. Al cumplir 11 años su familia se establece en la capital del país. En 1952 ingresa a la Universidad Nacional Autónoma de México para cursar arquitectura; además acude al taller del pintor valenciano Enrique Climent, quien reconoce su talento y a pesar de no dedicarse a la docencia decide convertirse en su maestro. Sus primeros cuadros datan de 1954, son retratos familiares, sin embargo, dos años más tarde, la geometría aumenta significativamente en sus obras. En 1957 hace diferentes viajes a Europa y toma la decisión de dejar la arquitectura para dedicarse por completo a la pintura. Su primera exposición individual es en la Galería de Arte Mexicano (1959), con 26 óleos de naturaleza muerta; en 1960 realiza una composición abstracta intitulada No. 1, parteaguas que marca definitivamente su obra. Con una serie de collages se hace acreedor a una mención honorífica en el Salón de la Plástica Mexicana. García Ponce participa nuevamente en la Galería de Arte Mexicano y en la Colectiva de Pintura Contemporánea de México y América del Sur (1961). A dos años de distancia su pintura ya es totalmente abstracta y expone 14 obras en la Galería Juan Martín. También participa en la Colectiva de Arte Actual de América y España, realizada en Madrid. Para 1974 su pintura revela la voluntad de sintetizar el frío ordenamiento geométrico. Durante el verano de 1976 García Ponce viaja junto con su esposa Denise y su hijo Esteban a París, posteriormente pasan una temporada en Barcelona, donde realiza dos carpetas gráficas que contiene 10 serigrafías y 12 litografías. A su regreso a México el Museo de Arte Moderno (1978) le organiza una gran exposición de 40 obras elaboradas entre 1977 y 1978. Puntualmente presenta su exposición anual en la Galería Ponce y participa en las exposiciones colectivas de la Casa de las Américas (Cuba), el Museo Picasso (Antibes, Francia), las Jornadas Culturales de Colombia, el Carnegie Institute de Pittsburg (E.U) y en el Nacional Arte Center de Ottawa (Canadá), entre otras.