Guido Caprotti nació en Monza en 1887. Pasó su infancia en Italia pero durante uno de sus viajes a Ávila quedó fascinado por su belleza y decidió quedarse ahí para siempre. Compró y restauró el Palacio de Seprunda. Finalmente lo convirtió en su casa y estudio. Fue uno de los mejores embajadores de esta ciudad. Todas sus obras son pinturas sobre Ávila. Describió todos los rincones de la ciudad, desde Las Murallas hasta los barrios humildes de las afueras. Era un pintor de costumbres y maneras con alguna influencia del post-impresionismo europeo. Sus obras muestran paisajes y personajes de Ávila. Su obra más famosa es «El Sereno» (personaje típico de aquella época). Pero también pintó retratos de nobles y de algunos intelectuales, como Miguel de Unamuno. Muchas de sus obras se han expuesto en algunos de los museos más famosos del mundo. Más tarde viajó a México donde fue profesor.